Programación: ¿Una Habilidad Esencial o Reliquia del Pasado en la Era de la IA?
- Samuel Fernández Lorenzo

- 21 jul
- 3 Min. de lectura

En un mundo donde la inteligencia artificial avanza aceleradamente, una pregunta resuena cada vez con más fuerza: ¿sigue siendo necesario aprender a programar? No es una pregunta trivial. Cuando Jensen Huang, CEO de Nvidia, declara que "es nuestro trabajo crear tecnología informática de manera que nadie tenga que programar y que el lenguaje de programación sea humano", parece que estamos ante el inicio del fin de la programación como habilidad clave.
Pero, ¿realmente debemos desinstalar nuestros Visual Studio y olvidarnos de aprender Python, JavaScript o cualquier otro lenguaje de programación?
Una visión demasiado ingenua
La visión de que la programación será obsoleta está destinada a convencer a aquellos ensalzan la IA como la solución a todos los problemas del ser humano. Esta postura parece ignorar que, habitualmente, una habilidad adquirida en un ámbito particular tiene una utilidad que trasciende ese ámbito. ¡No abordamos el mundo con compartimentos estancos de habilidades desconectadas entre sí! Vamos a ser generosos y conceder que, efectivamente, un día los ordenadores puedan realizar cualquier tarea de programación sin intervención humana. Incluso vamos a imaginar que lo hagan mejor que cualquier programador humano. ¿Significa esto que aprender a programar carece de valor? En absoluto.
El lenguaje como lente para ver el mundo
Piensa en cómo conocemos el mundo: a través del lenguaje. Las palabras que usamos, la forma en que estructuramos nuestras frases, todo ello configura nuestra manera de pensar y experimentar la realidad. Cada idioma que aprendemos nos proporciona una nueva perspectiva, una nueva "cosmovisión" con sus propias plantillas para interpretar lo que nos rodea.
¿Has notado alguna vez cómo ciertos conceptos son más fáciles de expresar en un idioma que en otro? No es casualidad. Cuando aprendemos una nueva lengua, heredamos herramientas cognitivas que almacenan inteligencia en sí mismas.
La programación: un lenguaje formal con reglas precisas
Los lenguajes de programación no son meras herramientas técnicas; son lenguajes formales con un alfabeto, una sintaxis y unas reglas precisas. A diferencia de nuestras conversaciones cotidianas, donde la ambigüedad es tolerada e incluso bienvenida con fines artísticos, la programación exige una precisión absoluta. Un punto fuera de lugar, y todo el sistema puede fallar.
Esta precisión, lejos de ser una limitación, es una forma de disciplina mental que nos enseña a pensar con claridad y rigor. Cuando programamos, estamos obligados a descomponer problemas complejos en pasos simples y lógicos, a anticipar posibles errores y a encontrar soluciones elegantes.
El enriquecimiento cognitivo de los lenguajes
Imagina a un niño español que crece en un mundo donde la tecnología de traducción le permite comunicarse perfectamente en inglés sin necesidad de aprenderlo. ¿Sería sensato aconsejarle que nunca se moleste en estudiar inglés? Por supuesto que no. Aprender un nuevo idioma va mucho más allá de la mera comunicación práctica.
Como hablante de español e inglés, puedo asegurar que dominar ambos idiomas ha enriquecido mi forma de pensar y expresarme en cada uno de ellos. Y si esto ocurre entre dos lenguajes naturales, ¡imagina el salto cognitivo que supone pasar de un lenguaje natural a uno formal como la programación!
Más allá de la utilidad práctica directa
Renunciar a la programación no es simplemente prescindir de una habilidad técnica; es privarse de una forma única de estructurar el pensamiento, de abordar problemas complejos y de comprender cómo funciona la tecnología que nos rodea.
Incluso en un futuro donde la IA pueda escribir código mejor que nosotros, quienes entiendan los principios de la programación tendrán una ventaja cognitiva. Podrán comunicarse más eficazmente con estas herramientas, comprender sus limitaciones y aprovechar al máximo su potencial.
Conclusión
Así que, ante la pregunta de si debemos olvidarnos de programar en la era de los modelos de lenguaje, mi respuesta es un rotundo no. La programación no es solo una habilidad técnica; es una forma de pensar, una disciplina mental y una ventana a nuevas perspectivas.
En un mundo cada vez más dominado por la tecnología, entender los principios fundamentales de la programación no nos hará menos dependientes de la IA, sino más capaces de aprovecharla y dirigirla hacia donde queremos ir. No se trata de competir con las máquinas en su terreno, sino de complementarlas con nuestras capacidades humanas únicas.
¿Y tú? ¿Crees que la programación seguirá siendo relevante en el futuro? Me encantaría conocer tu opinión en los comentarios.
¿Quieres saber más?
Si te gusta la reflexión sobre el lenguaje, te recomiendo especialmente los capítulos 6 y 7 de “Todo lo que puedo imaginar: El algoritmo del entendimiento. Parte II.”.



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